domingo, 26 de abril de 2015

La Balandra

En la sección Editores de La Balandra N° 10, una nota sobre Paisanita y otras editoriales. Acá un adelanto de la versión en papel.
http://la-balandra.com.ar/balandra-10-editores-las-independientes/


Editores: Las independientes

Contra cualquier pronóstico fatalista, el último año ha visto nacer varias editoriales independientes que entraron en el mercado con paso firme y han logrado prestigio y circulación. Desde La balandra invitamos a once sellos, algunos novísimos, otros ya con trayectoria, para que nos cuenten cómo surge esa idea, para muchos disparatada: dedicarse a editar libros. Cuál es su apuesta y qué los diferencia de lo ya existente.
Luego de la crisis económica de 2001 empezaron a surgir muchos sellos denominados “independientes”, es decir, editoriales pequeñas que no formaban parte ni eran sostenidas por los grandes grupos económicos. Algunas de ellas funcionaban como cooperativas de amigos que se unían para editar o editarse sin depender de las elecciones de los sellos poderosos, otras eran verdaderas apuestas a un mercado marginal y de calidad, proyectos de toda clase salieron a la luz. La aparente paradoja de primavera cultural en plena debacle financiera tenía una explicación no sólo sociológica o psicológica, sino originada en la frialdad de los números: al salir de la convertibilidad se dejaba de recibir el flujo de libros importados que sostenía el mercado local, abriéndolo a otras posibilidades. Muchos de esos osados sellos son hoy editoriales que, sin haber perdido la labor artesanal frente a cada libro, se han posicionado al punto de compartir mesas de venta con los grandes grupos internacionales, por lo menos ante el lector curioso y despierto que los ve como puntos de referencia insoslayables, ya sea que busque literatura argentina o internacional.
A pesar de las diferencias entre aquel momento histórico y el presente, en el último tiempo se ha visto un resurgir de pequeñas editoriales con apuestas fuertes y catálogos definidos. En un mercado que parece saturado de novedades y que se encuentra, al decir de muchos, carente de lectores, ¿qué impulsa a abrir una nueva editorial? Libreros con décadas detrás del mostrador, editores con años de oficio, escritores con trayectoria: los que están al frente de estos emprendimientos no pueden ser considerados idealistas que se adentran ingenuamente en un terreno hostil que desconocen. Para honrar su labor y dedicación, pero también con genuina curiosidad, La balandra invitó a once sellos, desde los que están dando sus primeros pasos hasta los que ya llevan tiempo en la tarea y han alcanzado reconocimiento, para que nos cuenten su experiencia: cómo nació la decisión de abrir su propio espacio, cómo piensan su catálogo y qué se ha modificado con el tiempo. Un pequeño mapa, entonces, para ver más allá de los pronósticos oscuros sobre el mundo editorial y escuchar a aquellos que apuestan, día a día, a ampliar la oferta literaria.

“Paradiso surge como una necesidad de hacer visible la producción nacional en ensayo y literatura. Nos propusimos editar obras que asumieran un riesgo estético, que exigieran un compromiso de parte del lector. Publicamos autores que desde la perspectiva económica no resultaban atractivos para las grandes editoriales.”

PARADISO, Adriana Yoel y Américo Cristófalo

“Nos gusta la diversidad, lo heterogéneo, el menjunje, el amontonamiento. Y nos gusta la relación que se crea con ese otro que escribe y que lee, como nosotros mismos. Un libro es una comunión y una sociedad.”

ALTO POGO, Marcos Almada

“Hay pocas situaciones tan desagradables a las que debe someterse un escritor, como la de llevarle su original a un editor y que éste mire nuestra obra, como si fuera un objeto de identidad sospechosa. En cada regreso de una de estas ‘excursiones de riesgo’, el pensamiento, el deseo, es inevitable: debería tener mi propia editorial.”

SOPA DE LETRAS, María Cecilia Quiroga y Mabel Pagano

“Un librero es una especie de barman de la literatura, alguien con quien conversar de cierto modo. Sobre todo en librerías favoritas, a las que volvés. Entonces, Notanpüan es una editorial que viene desde otro lugar, desde ese lugar de libreros, buscando esos otros tipos de conversaciones para entablar con los lectores.”

NOTANPÜAN, Francisco Cascallares y Fernando Pérez Morales

“La colección Narrativa es jazzística. El jazz es abarcativo, inclusivo, permeable, abreva en otros ritmos, los incorpora y los trasciende, el jazz es música viva. La idea de la colección Narrativa es esa: publicar literatura viva.”

WU WEI, Luis Mazzarello

“Celebrábamos el crecimiento de circuitos literarios por fuera de los tradicionales y que rompieran la centralidad: Córdoba, Bahía Blanca, Rosario. La Plata, una ciudad donde se vive la cultura, con grandes escritores y poetas, estaba lejos de generar una propuesta, un circuito.”

CLUB HEM, Francisco Magallanes

“Como editores, nos importa mucho que nuestro catálogo tenga un margen para la libertad y la sorpresa. Por eso, a priori no tendremos preferencia particular de género, país, época, tradición o estética.”

PAPRIKA, Claudia Arce, Andrés Baláustegui y Maxi Papandrea

“Quizá, más adelante, se imponga definir tendencias o inaugurar colecciones o limitar géneros. Ahora apostamos a las obras que, a nuestro criterio, reflejan un trabajo literario que merece ser leído.”

LA LETRA EME, Laura Massolo

“No arrancamos con la idea de diferenciarnos de nadie, sino con el compromiso de trabajar con seriedad y con la intención de que nuestros libros pudieran transmitir ese goce específico que producen las buenas ediciones e intervenir en la cultura de nuestro tiempo estimulando el pensamiento crítico.”

FIORDO, Julia Ariza y Salvador Cristófaro

“En el catálogo hay una línea que busca recuperar textos descarriados dentro de la obra de un escritor conocido, como poemas de narradores, o cuentos escritos con una estética diferente. Y otra línea, de autores de trayectoria o que recién empiezan.”

PAISANITA EDITORA, Gabriela Luzzi

“Nuestra apuesta, desde el principio, fue ofrecer un catálogo cuidado y serio, que esté a la altura de la madurez de las obras por las que nos jugamos. En ese sentido, la literatura siempre fue nuestro punto de partida, pero también hemos trabajado fuerte en el modo en cómo queremos que las obras lleguen a los lectores.”

NUDISTA, Martín Maigua

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Se puede acceder a la nota completa en el Número 10 de La balandra digital, o en en la versión en papel, para lo cual hay que suscribirse.

sábado, 11 de abril de 2015

Revista Veintitres

Reseña de FURGÓN de Ariel Bermani en Revista Veintitres
¡Gracias Gabo Baigorria!

http://www.veintitres.com.ar/article/details/29853/boleto-de-ida



LIBROS. ARIEL BERMANI: PERSONAJES EXTRAÍDOS DE LA REALIDAD

Boleto de ida

Boleto de ida

Por Gabo Baigorria
El de Furgón no es un mundo reluciente ni deslumbrante. Más bien, es opaco y agobiante, como cualquier viaje en tren en hora pico en una gran ciudad. Aunque también está lleno de humor. Como la vida misma. Sus pasajeros: apretujados, embutidos, oprimidos, exprimidos y expulsados. Obligados a vincularse, aunque la comunicación entre ellos no parece obligada. Con la voluntad de la dirección trastocada –no son ellos quienes manejan ese tren, en ningún sentido–, cada uno tiene su cuerpo, su alma y su memoria. Pero en este momento (el viaje como transición entre dos cosas) todo eso parece abolido. Como si ese vagón que los transporta fuera un ser superior con autonomía, que los reúne para igualarlos. Insisto: como la vida misma.
El ocurrente Rubencito; el Polaco, chofer de la línea 53; el onanista Cali; Marina, que lee un libro interminable; la Negra, que asegura poder hablar con Dios; Ariel, especie de autorretrato del autor y, por supuesto, los infaltables guardas y vendedores ambulantes. El tren (o algo, o alguien) parece experimentar con ellos, esperando sus reacciones o sus inercias. Un objeto sólido, metálico, que se estira y se comprime, absorbiendo y eliminando pasajeros, desechando y renovando relatos. Una vez más: como la vida misma.
Ariel Bermani nos presenta a este puñado de personajes extraídos de la realidad más supina posible, donde lo reconocible de pronto comienza a desnaturalizarse, a poblarse de extraños detalles.
Un espacio vivo que avanza, transportando historias en capítulos cortos, como estaciones en un viaje sin terminal. Como la muerte misma.